Mi problema con las últimas entregas de NBA 2K

Desde el primer momento en que se implementó en el simulador deportivo de 2k Sports, el modo carrera se ha convertido en mi preferido de cada entrega. La premisa del MC es la de crearnos un jugador y luchar con él por ser drafteado en la mejor liga de baloncesto del mundo e ir luchando partido a partido por mejorar, tanto dentro como fuera de la cancha, con el objetivo final de ganar títulos y alargar tu sombra como leyenda deportiva. 




Convertirse en un jugador estrella de la NBA es algo que, por lo general, todo el mundo ha soñado alguna vez, pero, en este juego, el hecho de que puedas no significa que vaya a ser fácil. El factor presión aparece desde el primer partido, en la primera ronda del draft. Sabes que te están observando, que puede repercutir gravemente en dónde vas a terminar, pero sobre todo, que es tu momento. Una vez que eres drafteado esta sensación no hace más que aumentar: sabes que estas aquí para darlo todo por tu equipo, que tienes mucho que perder a la vez que ganar. Cuentas con una barra gráfica para medir tu rendimiento en cada partido (A+ - F-), y he de aclarar que es muy difícil terminar con una buena puntuación ya que una sola cagada puede dejarte muy mal parado, pero oh joder, cuando terminas un glorioso partido en el que has hecho remontar a tu equipo y habéis terminado vapuleando a un gran equipo nivel Celtics, Lakers o Bulls es brutal. Llegas a casa y ves que no hacen más que hablar de ti en las redes sociales, no solo las entes profesionales del sector sino, principalmente, los fans de tu equipo. 

Pues bien, mi problema con los últimos 2k empieza aquí, en el post partido. Cuando el encuentro termina salta una cinemática, llega tu agente, llega tu hermana o tu entrenador y, según lo bien que estén programados, pueden contarte una historia que tenga o no tenga absolutamente nada que ver con lo que acabas de hacer en la cancha. Acabas de remontar en el último 4o llegando a conseguir una ventaja de 10 puntos y se puede dar la situación de que tu entrenador no pare de ostiarte porque la IA programada piensa que no has cogido suficientes rebotes. Esto es algo que ya ocurría en las primeras entregas, la diferencia es que al no haber cinemáticas no se convertía en un algo tan importante, te podían llegar tweets diciendo que tienes que coger más rebotes (a pesar de que mides 1'73), pero todo quedaba ahí, una simple observación.

Pero eso, desgraciadamente, no es todo. Porque mi problema se extiende a la previa, al pre-draft y a todo intermedio posible que haya entre partido y partido. Algo que hay que achacar, como ya he dicho, a la inclusión de cinemáticas porque ahora, el que habla no soy yo, es un personaje inventado, yo jamás diría estas burradas ni me comportaría así. El hecho de que en una experiencia, cuyo punto fuerte era el sentir como eras el que alcanzaba la gloria en la NBA, se sienta una gran desconexión respecto a tu personaje, le quita gran parte del valor a la experiencia. Es decir, ahora el que se encuentra en el juego no es un avatar, ni una "representación virtual" de ti en el juego, sino un personaje que actúa y contesta de forma independiente. Demonios, ni siquiera puedes personalizar tu nombre en las últimas entregas... 

Puede que antes no hubiera cinemáticas, puede que todo se sintiera más vacío, pero al menos yo podía encargarme de rellenar esos huecos y fisuras que quedaban con mi (y espero que no suene muy cursi) imaginación. Y me apena que un modo de juego tan bueno y sobre todo tan inmersivo se haya visto lastrado por una actitud desganada y derrotista de 2k Studios, conscientes de las limitaciones y requerimientos necesarios para mantener fresco algo así.

Echo de menos las historias emergentes; las malas rachas, los partidos que lo cambian todo, las buenas temporadas, los bajones de rendimiento... Hoy por hoy todo en este modo de juego parece demasiado impuesto por los desarrolladores. Ahora toca perder este partido para que el curso de la historia continúe, ahora toca que te lesiones para que este arco se complete, etc. Que le den a todo eso. Me quedo con aquel año (2013), en el que hice una temporada tan buena que conseguí llevar a los Pistons, un equipo de segunda a la final de los Playoffs, y, a pesar de que perdimos, mi jugador tuvo tanto reconocimiento por parte de la liga que, tras terminar la temporada, fue fichado por los Clippers, mi equipo predilecto. Pocos son los momentos tan gratificantes que he tenido en un videojuego, y pocos, al parecer, son los que me puedan dar esta saga...


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